domingo, 10 de agosto de 2008

2 x 1.

Me senté en un escalón.
En uno de la escalera de casa.
En una que va a la terraza.
Un escalón donde ya no entro (hace mucho, años).
Muchos años también hacía que no me llamaba la atención sentarme acá (intentaba sentarme acá).

Se achican mis piernas, tengo pantalón corto y zapatillas color rosa.
Mi abuelo está acostado en su cama, atrás de la cortina, esa que colgó para que no lo vieramos de pasada, ahí tirado, casi desmayado. Esa cortina que colgó para no ser descortés y cerrar la puerta.
Mi prima está sentada al lado mío, nos estamos abrazando (aunque mi mamá me dijo que no junte mi cabeza con la de ella. No sé por qué. Dijo algo como que me podía contagiar de una enfermedad. Y que esa enfermedad no es muy mala. Pero que no iba a poder ir a la pileta. Para mí sería una enfermedad terrible. Con mamá no coincidimos en lo que es bueno o malo, ni en la prioridad de las cosas. Ah, piojos creo que le llaman a esa enfermedad).
Mi prima y yo nos estamos abrazando.
Algo pasó.
Estamos llorando.
[Al otro día mi mamá nos lleva a mis hermanos y a mí a la casa de una señora. La señora tiene cosas ricas para comer y caramelos].

Todo gira (yo no).
Es otro día.
Es otra noche.
Tocan el tiembre.
Deben ser las doce.
Entra mi primo (hermano de mi prima) en la bici, dice algo de la madre. Nos mandan a la habitación (a mis hermanos que se despertaron y a mí), cierran la puerta (no sé por qué los grandes cuando pasa algo malo se empeñan en llevarnos a otro lado. Como si fuésemos estúpidos que no nos damos cuenta cuando pasa algo feo). Y todos los grandes se quedan en el comedor.
[Al otro día mi mamá preparó un desayuno riquísimo. Desayunabamos cuando volvió mi tía más vieja del hospital. Mamá llora].

Se me resbala el pie del escalón.
Y unas cuántas lágrimas también.
Mamá está en la cocina.
La cama está vacía.
Hace años que no sé ni de piojos, ni de mi prima.

sábado, 2 de agosto de 2008

- R -.

"Le dí pino, uno que estaba para fumarse los dedos".

A veces, me siento cruel por fantasear con tu vida.

Ella le dice: - Regalame lo que más me gusta.
Y él la mira y sonríe.


























(No hay forma de saber si él sonrió porque sabe que a ella lo que más le gusta es su sonrisa, porque se puso feliz de que ella creyera que él puede regalarle lo que más le gusta.. o porque él necesitaba hacer tiempo mientras pensaba "¿qué carajo será lo que más le gusta a esta?").