viernes, 19 de septiembre de 2008

Lo que pinte.

Te come.
Le dás la mano y te agarra la nariz.
No te deja respirar.
Y es el volante.
(Si podés, volá antes).
Como un nene que te mira y te pide un caramelo, te pide otro encuentro.
(Que claramente no es el último).
Y es tan difícil decir que no.

En el ascensor, en el baño, en la calle, en la plaza, en dondenohayanadiemirando.

Lo dulce no tienta.
Lo salado tampoco.
(Y adelgazas un poco).
Cerca de los pómulos un par de manchas oscuras.
Vaya a saber qué insecto es el que hincha el labio superior.
Hormigas en la lengua.
Y agua.
Ganas de agua.

La lengua se desata de su propio nudo.
Y baila al viento.
Los borradores sin pasar en limpio.
La obsesión.
La sensibidad.
Llorar.
Y a empezar a orar a algún dios.
Las piedras no hacen que pare la bola de nieve.
Que no para de crecer.

Y ella empieza a envejecer a su lado..