jueves, 21 de febrero de 2008

San Gresangran.

Sangre.
Ya no sé si es tuya o mía o de él o de ellos.
Pero ellos son tan chiquitos.
Ellos no, no tendrían que sangrar.
Ni ver sangrar.
No quiero que crezcan (y menos así).
No quiero que sangren.
Olor a sangre.
Mucha.
Por toda la casa: gotas y charcos.
No alcanza con limpiar, el olor queda flotando en el aire.
Queda en mi pie, en ese lavarropas que ya no anda, en el vidrio roto con un cuchillo.
Queda en la cara de mi mamá, en la de mis hermanos.
Todo huele a sangre.
Y ese olor dá nauseas, como cuando tu cuerpo no quiere que tomes más y el pasavaso te pasa cerca de tu nariz (o lejos) y te revuelve todo (el lavarropas lo tenés adentro. girando).
Sangre.
Sangra la nariz (¿TAN MALO SOY?).
Y ahora bancatela.
Pero no llores, por favor.. que no quiero llorar.
Lo mismo de siempre.
Por día veo a miles de personas.
Con la mayoría trato de cruzar miradas y sólo algunos miran de pasada.
De toda esa gente con muy poca hay un diálogo que no es más que un saludo por (fría) educación.
¿Cuándo fue que empezamos a estar tan solos?
Si me pinta nombrar a Dios desde la postura de ser todopoderoso que creo el mundo, debo decir que hasta él estaba solo.
Y creo al primer hombre.. ¡y el muy forro lo creo solo!
Cuando sos bebé, lloras si estás solo.
Y de grande la cosa mucho no cambia..
Pero imaginate la soledad de ver a tanta gente y que nadie te haga upa.

sábado, 16 de febrero de 2008

maJiA:

Nada por aquí.
Nada por allá.

viernes, 15 de febrero de 2008

No domino el domino.

¡Tac!
Te tiran una ficha y esa tira a otra y esa otra tira a una nueva otra y así hasta que te quedas sin nada.
Con todas las fichas por el piso y sin nada.
Sin ganas de levantar aunque sea una (es que es una mentira).

O cuando tiran una ficha y te empieza a caer la ficha y, con más tristeza que bronca, ves cómo se desvanece lo que parecía sólido.
¡Siempre fue una mentira!

Y te quedas sin nada.
Sin realidad, sin mentira..