La muerte está.
Merodea en las noches de descontrol, se esconde atrás del inodoro.
Espera escondida entre tantos árboles que hay al costado de las rutas.
Se mete por el ombligo en algunas panzas.
Toma forma de humos nocivos que entran en los pulmones.
El tiempo huele a muerte.
La vejez huele a muerte.
La vejez tiene muerte.
Nosotros somos agua y ella la electricidad (cuando no somos nosotros los eléctricos que usando ropa seductora la invitamos a bailar. usamos una ropa que nos sedujo hasta a nosotros mismos).
Los domingos huelen a muerte.
Los domingos huelen a suicidio.