miércoles, 13 de junio de 2007

Así se vive el principio de la final del fin.

Hay desayunos que son como semillitas, todas juntas, amontonadas, que forman una piedra.
Excepción que confirma la regla:
Los jugos gástricos las hicieron germinar, la oscuridad las hizo crecer.
Enredaderas que haciendo nudos desde el estómago llegan a la garganta.
Ojos que las riegan.

Respiración profunda, dientes que se muerden.
Contrariamente al pronóstico, llueve más y con vientos fríos.
Una musculosa como abrigo.
Si el té se derramó sobre la polera, el pantalón, la bufanda y la campera.

Esa boca alegre y esa real tristeza desamparada cual villa.

Y se vuelve todo más oscuro.

Más oscuro y más y más rápido crecen.
Pero si te quedas, me curo.

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