martes, 3 de abril de 2007

Rompe huevos.

En días como estos* los pañuelitos de papel llenos de resaca de basura llenan los tachos de basura
(aunque ni siquiera re-sacan la basura).
Las cajas de cigarrillos se vacían (para no ser menos) sobre todo cuando el sueño saca chapa de pícaro.
La tristeza es tan triste como cuando te dás cuenta de que perdiste algo que siempre creíste que cuidabas (¿y si por más que sepamos cuidar, se pierden? ¿se puede perder si sabemos cuidar? ¿y si, en realidad, no sabemos ni cuidar lo que queremos?).
No hay paragua que valga (en caso de que haya, se rompe a causa de tanto peso).
La soledad de las plazas, las hamacas que lloran (todas igual.. todas las hamacas lloran igual), los bancos fríos que no se pueden nutrir de quienes se nutren.
¿El Sol? Hasta él debe andar con nubes en su alrededor. Como si fuése la yema y la nubes, la clara (aunque no son claras, ni claras).
Las ganas desganadas cuando gana la nada.
Las camas elásticas no rebotan.

La lluvia no se agota, pero te agota.

* Aplicable a cualquier día de la semana pasada.

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