jueves, 8 de mayo de 2008

Le-due-.

Mi soledad nace adentro, bien adentro.
Para expandirse..
hacia más adentro.
Como el estómago vacío que entre ruidos raros hace nacer bocas, muchas, (las tantas veces mencionadas bocas del estómago) que empiezan a comer el estómago y, por ende, a comerse entre ellas y a ellas mismas.
Mi soledad duele.
Sangra.
Aunque nadie lo note (en caso de que alguien quisiera notarlo).
Es que soy una cínica que tiene la facilidad de reírse siempre que quiere (muchos creen que cuando hay risas no hay dolor).
Mi soledad tiene un hambre insaciable de si misma.
Se va comiendo y me va comiendo.
Agrandándose y desarmándome.










[Llego a casa y desde el pasillo se siente olor a milanesa. Abro la puerta: ¡y con puré!
Mi estómago y mi soledad se dejan de joder, por un rato, para saborear la felicidad].

3 comentarios:

Anónimo dijo...

por lo menos te queda ese mínio de inteligencia que aun te permite entender que no hay soledad que pueda contras las milanesas con puré :) y si encima son de la mama... pá que te cuento...
en fin... me voy a dormir

besos!!

gUs

omar dijo...

Leíste Sobre heroes y tumbas??
hay una "interpretacion" de la soledad bastante interesante

Anónimo dijo...

no es inteligencia.
y tampoco es siempre.
hay soledades que no pueden ni contra un helado de dulce de leche.
es como nos escribímos con 'anónimo' podés estar en un supermercado en la góndola de las golosinas y no tener ganas de ninguna. o comer alguna y no disfrutarla y paaah, eso es jo-di-do.
igual aguante mamá.

omar: no lo leí. está en mi lista de libros a leer. igual la mayoría de los libros te cuentan de la soledad de una u otra forma. pero tá. tengo que leerlo.
=o)