Estos días son como cuando lees uno de esos libros y te come la ansiedad de querer llegar al final.. y a la vez no querer.
Hay un cierto masoquismo en esta espera, en este vacío ante tan larga ausencia. Pero se vuelve de a ratos dulce, vuelve a los ratos dulces.
Escuchar. Sentir. Proyectar.
Esta espera termina en unos pocos infinitos días.
Y volver a sentir/sentirlos/sentirnos/sentirme.
Y volver a sentir.
Volver a respirar perfumes baratos y los no tanto.
Lo lindo de estos días es cerrar los ojos y sentirte ahí.
Hasta se puede sentir el olor del flaco que tengo a la izquierda o cómo raspa en mi brazo transpirado la remera seca del vago a mi derecha.
Una multitud latiendo al mismo ritmo.
Una sola voz con miles de gargantas.
Y cuando tenés la entrada..
¡Uh!
¡No la tengo!
Chau, me voy a comprar mi entrada.
* hace un par de semana.
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